miércoles, 13 de mayo de 2015

Senderismo Picacho-Aljibe 09-05-2015

Nos decidimos a subir estos dos picos próximos del Parque Natural de los Alcornocales, en un sábado que anunciaban como especialmente caluroso. Salimos a las 8:30 de Montequinto y el trayecto se nos hace un poco más largo de lo que estamos acostumbrados, quizás por el tramo de numerosas curvas del final. En el área recreativa de El Picacho nos reunimos con más excursionistas que vienen de otros puntos, y en total nos juntamos 12 personas. ¡Vamos allá! Cruzamos la carretera y comenzamos la ruta al otro lado de la valla, llegando rápidamente a la laguna de El Picacho. Hace mucho calor pero el agua verdosa y las culebrillas que se adivinan bajo la superficie no son buenos reclamos para refrescarse... Seguimos andando a buen paso, pues apenas hay sombra, pero vemos que de camino a nuestro objetivo, que nos queda a la izquierda, hay un bosque, así que cuanto antes lleguemos allí para parar un poco a la sombra, mejor. Dejamos a la derecha un riachuelo y seguimos ascendiendo. La cuesta comienza a ser más pronunciada y al cabo de unos minutos encontramos un mirador con unas vistas preciosas sobre los embalses del Guadalcacín y de los Hurones hacia el norte y de Barbate hacia el sur, así como varias colinas y pueblos cercanos. Algunos pinos muy altos destacan por encima de los alcornoques, y el cielo está completamente despejado. Abandonamos el mirador volviendo sobre nuestros pasos y seguimos subiendo hasta que se despeja el bosque y vemos que ya estamos a los pies de El Picacho. Esta montaña era más irregular desde el otro lado, pero vista desde aquí, desde el punto de ascensión, tiene una curiosa ladera de roca desnuda muy plana e inclinada, cuya forma recuerda a una media luna boca abajo. Algunos nos decidimos a subir por esa ladera tan lisa y en unos minutos llegamos arriba del todo. Las vistas vuelven a ser estupendas, se trata de una cima pequeña y rocosa, sin apenas vegetación y menos aún sombra, y debido al calor que ya aprieta pasado el mediodía decidimos bajar y unirnos al resto del grupo para proseguir con el ascenso a El Aljibe. La bajada por esa pared tan lisa no es del todo trivial, se supone que las botas agarran, pero también dependerá de la pendiente... Mejor con bastones. El sendero hasta el Aljibe está muy marcado en la tierra, no tiene pérdida. Hay que caminar ascendiendo un buen rato dejando un murito de piedra a la izquierda, y disfrutando de preciosas vistas a la derecha. Hay tramos de sombra a través de los alcornocales, y allá donde los árboles escasean, aparecen matorrales con flores de diferentes colores que alegran mucho el paisaje. En la lejanía se ven muchas otras cumbres más bajas, pero frente a nosotros se ve la cima de El Aljibe, hasta la que se llega ascendiendo suavemente dando un agradable paseo. En cierto momento la valla tiene una apertura que debemos cruzar; seguimos paralelos al muro pero por el otro lado, y luego volvemos a cruzar en otro punto un poco más adelante, llegando a una ancha pista forestal. A unos metros ya se ve el Aljibe, con sus grandes peñascos de piedra, con "pilita de la reina" incluida: trepando a uno de estos peñascos se encuentra una especie de pila excavada en la roca arenisca donde se según la leyenda se bañó Isabel la Católica mientras visitó estos parajes para supervisar la conquista de Granada. A nosotros, sin embargo, nos parecía más bien una especie de sarcófago o lugar de enterramiento mucho más antiguo. Desde la cima se ve el Estrecho e incluso las montañas marroquíes. Es un lugar privilegiado, desde luego, tanto para darse un baño camino de Granada como para ser enterrado Smile Arriba del todo hay una especie de plataforma donde apenas cabemos para hacernos unas cuantas fotos del grupo. ¡Y ya es la hora del merecido almuerzo! Algunos de nosotros para poder comer aquí a la sombra tuvimos que meternos prácticamente debajo de una roca inclinada. Los más valientes comieron a pleno sol en un día super caluroso, aunque al parecer el viento refrescaba también. A la vuelta seguimos por la pista forestal y en cierto punto nos adentramos campo a través, siguiendo un track en el GPS sin sendero, atravesando una zona de matorral que maltrató bastante nuestras piernas. A continuación había un alcornocal inundado de hojas secas que obligaba a tener especial precaución para no resbalar, pues había una buena pendiente. Algunas rodillas menos expertas empezaban a protestar un poco... En cierto punto nos vimos obligados a saltar una valla por un sitio no abierto debido a la presencia de unas vacas que mugían muy estruendosamente y a algunos no nos hacía demasiada gracia... Embarassed A unos metros encontramos un pequeño riachuelo que habría sido ideal para meter los pies. Sin embargo, apenas había asiento para un par de personas, de modo que renunciamos y seguimos hasta los coches, que no tardamos ya en encontrar. ¡La ruta al final se hizo corta! Eran solo las 6 de la tarde. El día acabó con la consabida cervecita en un bar de la carretera, y vuelta larga a Sevilla. Un sábado muy bien aprovechado y una agradable compañía que esperamos que se repitan muchas veces más. Aprovecho para agradecer a María que nos guiara todo el rato y que organizara la ruta, y a Pepe Méndez por pasarnos este track, que si bien nos llamó la atención en el tramo de atravesar matorral, por descontado era más interesante que haber bajado por la sencilla pista forestal. Carmen Alvarez.

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